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Instituto de Desarrollo Urbano

Editorial El Tiempo, Bogotá en obra

Columna el Tiempo 24 de Enero de 2018

El caudal de noticias que rodea a una ciudad como Bogotá impide muchas veces ver el panorama completo de lo que se viene haciendo. Sumergida en el debate político o, más recientemente, en los fenómenos de inseguridad que la agobian, asuntos como las grandes apuestas que en materia de inversión se tienen previstas para este año pasan a un segundo plano. Y, aunque es cierto que lo urgente no da tiempo para lo importante, es claro también que el 2018 podría ser el año de la ciudad si todo sale como está previsto.

 

El grado de inversión en infraestructura estimado para los próximos meses supera los 8 billones de pesos. Solo en diseños se invirtieron 300.000 millones, hecho sin precedentes. En total, según el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), serán 1,6 millones de metros cuadrados de construcción y 53 proyectos que arrancan este año, entre ellos la troncal de la carrera 7.ª (2,4 billones), la avenida Alsacia-Tintal (un billón de pesos), la compra de predios para la troncal de la avenida 68 (800.000 millones) y la prolongación de la avenida Ciudad de Cali (3,2 billones).

Ello demuestra que el atraso en esta materia era evidente. En la última década se sacaron adelante dos troncales –con muchos problemas de corrupción– y se inició la peatonalización de un tramo de la 7.ª. En contraste, 123 contratos de obra fueron adjudicados el año pasado, 53 de los cuales comienzan a ejecutarse en el 2018 y otros 71 están en etapa de diseño.

Si todo sale como está previsto, el 2018 bien podría ser el año de la capital. La inversión en obras es monumental: 8,7 billones de pesos.

Buena parte de estas expectativas se sustentan en el respaldo que la Administración Distrital ha obtenido del Concejo y del Gobierno Nacional. Apalancar los recursos para el metro y el río Bogotá, garantizar vigencias y autorizar la enajenación de bienes, por ejemplo, es lo que permite despejar el horizonte para poner la ciudad a la altura de otras capitales y jalonar su economía.

Muchos de estos proyectos verán la luz en las próximas administraciones, pero otros demandarán menos tiempo. Para este año están previstas la entrega del TransMiCable, en el sur –concebido en la administración pasada–, la culminación de las avenidas Bosa y Cali y la calle 183, la ciclorruta de la calle 116 y la peatonalización del segundo tramo de la 7.ª. Entre construcción y diseños, hay 57 proyectos de espacio público que se proyectan para el disfrute de los bogotanos.

Por eso decimos que este puede ser el año de Bogotá, pues es cuando empiezan a materializarse los proyectos que coadyuvarán a superar los grandes desafíos que la persiguen, como la movilidad, quizás el más crítico de todos. Y es también lo que esperan y reclaman los ciudadanos: obras que mejoren su calidad de vida.

Dicho esto, lo que más conviene ahora es blindar estos procesos para que las millonarias inversiones que se prevén tengan un manejo transparente y la calidad de los trabajos no deje lugar a dudas. El afán es el peor consejero.

Es cierto que Bogotá tiene múltiples problemas por resolver, qué tal el chicharrón del SITP, pero ello no es óbice para reconocer que en materia de infraestructura, el cambio que se avecina es positivo y permitirá aliviar muchos otros males, para lo cual los bogotanos deben prepararse, pues lo único cierto es que la ciudad estará en obra.

editorial@eltiempo.com